Las diferentes caras de la marca



En los tres últimos años hemos venido presenciando que las marcas nos hablan desde otras caras: Unas desde la RSC y su contribución hacia la sociedad, otras desde sus empleados y trabajadores, y también están los consumidores con sus diversos testimonios publicitarios. Y todo ello para mostrarnos que son buenas en todos los aspectos en los que podamos encontrarlas y conectar con ellas. No se si sea un extremo o una exageración, pero en un futuro también nos hablarán sus proveedores o accionistas sobre lo bien que se relacionan con las marcas.

Hace unos meses atrás, Pepe Martínez sacó un libro titulado: “Los personajes de tu mente” en el que plantea que nuestra mente es como un escenario donde actúan distintos personajes. Las decisiones que tomamos se encuentran determinadas en gran medida por los personajes interiores que tenemos: el pasional, el vendedor, el empático, el agresivo, el vividor, el juez, el creativo, el metódico, el cobarde y el héroe. El autor afirma que la clave de la sociedad actual está en que sepamos establecer una buena comunicación con los demás y seamos capaces de construir un diálogo maduro y comprometido con nosotros mismos.

¿Qué pasa con las marcas hoy en día? Si hacemos el ejercicio de mostrar cuáles son las caras que las marcas nos muestran, encontraremos que también (así como el libro de Pepe Martínez) poseen identidades muy dispersas que se encuentran dentro de un mismo universo: La empresa.

El identificar estas caras de las marcas es más sencillo de lo que se piensa, las tenemos en los servicios de: atención al cliente, en el departamento de bajas y en el departamento de compras. También las encontramos dentro de las oficinas cuando eres empleado, con tus jefes o cuando tienes personas a tu cargo. Todo aquello en el que las oportunidades de compra/venta de productos y de servicios para la empresa repercutan en gastos o beneficios, encontraremos tantas caras de las marcas como personas que las representen. Lo mismo sucederá si tienes acciones de una determinada empresa, vas a querer que te reporten beneficios y por ello te mueves para ver que marcas competitivas tiene esa empresa en la que estás invirtiendo (te preocupa saber si salen mal en las noticias y si eso puede repercutir en las ventas y ello hacerte perder el dinero invertido en bolsa).




En un mundo predominado por el capitalismo en el que el beneficio está muy vinculado a las personas (cobramos a fin de mes, compramos productos que se ajusten con nuestro consumo e ingresos, etc.) la comunicación de las marcas tiene que ser aun más transparente. No desde su publicidad donde nos dicen que son las mejores o desde el greenwashing al que hemos dejado de creer. Las marcas deben hablarnos desde lo que son, desde su esencia, y no tener miedo de que el agente de comunicación con mayor influencia en la sociedad no son las empresas sino las personas como tu y como yo. Ya no se trata de hablar bonito y hacer lo contrario o de no hacer nada. Se trata de que las marcas, así como las personas en las que confiamos, se muestren tal como son. Yo aprecio a muchas personas que son impuntuales, desordenadas, etc. pero que también son muy valiosas en otras cosas. No merma que tengas errores, sino que digas que no los tienes, que andes por la vida dando consejos y que en realidad no cumples con lo que dices. Aquello decepciona y ya tenemos muchas marcas que nos han decepcionado. 

Encontramos estas diversas caras de marcas en las personas que las representan: Steve Jobs de Apple, Fernando Alonso de Ferrari, Emilio Botín del Banco Santander, el repartidor de Correos, la dependienta de Zara, nosotros mismos, etc.


Nosotros construimos y destruimos experiencias de marca en todo aquello que hacemos y representamos para otras personas que nos observan. Esto es un valor vital para las marcas ya que dependen de nuestras recomendaciones, experiencias, y comentarios para seguir existiendo. Por ello, en un mundo donde predomina el capital, nos encontramos ante una economía de la reputación de las marcas con las que nos relacionamos, validamos y recomendamos. Nosotros somos las diversas caras de las marcas que usamos, consumimos, invertimos, trabajamos y vivimos. Es una relación tan cercana como el cariño o el amor y tan peligrosa como la decepción o el desamor. Con cada comentario o ejemplo que pongamos reforzamos determinadas marcas y sepultamos a otras.

En los últimos 3 años hemos presenciado que las marcas nos hablan desde otras caras para mostrarnos que son buenas en todos los aspectos en que podamos conectar con ellas. Nosotros también hablamos de ellas desde siempre; la gran diferencia de hace 50 años con la actualidad es que ahora tenemos la capacidad suficiente para representarlas para bien o para mal. El avance tecnológico y la democratización de Internet nos ha convertido en los principales agentes con más influencia de las marcas con las que vivimos. Ya no es la publicidad tradicional la principal cara de la comunicación de las marcas. Somos nosotros.

Documentos de interés:
  • Libro: Los personajes de tu mente; Pepe Martínez, 2013.
  • Libro: Esencia de marca; Majken Schutlz y Mery Jo Hacht, 2008.
  • Ponencia: Hacia dónde van las marcas; Joan Costa Solá, 2008.