Las otras intenciones de la comunicación


Cuando éramos pequeños, muchas veces hemos oído a nuestros padres, familiares o amigos, frases como “eso es producto del marketing”, o “parece una cortina de humo” para referirse a que la comunicación que recibíamos no era del todo cierta o servía a otros fines. Muchas veces las experiencias que hemos tenido con el Gobierno/Política y con las Empresas/Marcas han generado en nosotros esa capa de invulnerabilidad y escepticismo producto de tantas oportunidades fallidas y legitimidades dañadas en nuestros referentes de confianza. Y llegó Internet con sus correos electrónicos, sus mensajes, chats, sus redes sociales y la sociedad se volvió hipertransparente. Muy pronto supimos que como sociedad contamos con muchas herramientas de comunicación para hacer valer nuestras perspectivas (sean acertadas o no). Llegaron los destapes de corrupción política y corporativa como Wikileaks, los Papeles de Panamá, Las emisiones de Volkswaguen, la fuga de datos de Yahoo, entre otros.




Las organizaciones púbicas y privadas ya no se encuentran controlando el diálogo de la información (como hace 50 años) que se genera en la sociedad. Hemos dejado el clásico modelo de Emisor ➡ Mensaje ➡ Receptor, por uno mucho más rápido y eficaz: Múltiples emisores, diferentes mensajes y múltiples receptores que a su vez generan nuevos contenidos. En este nuevo entorno, la comunicación se vuelve líquida y a veces no solo basta con tener la verdad, también es necesario comunicarla.



Sin embargo, ¿a qué viene tanta reflexión sobre la evolución de la comunicación social que es más que evidente? Los pongo un ejemplo: Si buscamos en Google información sobre “lo bueno de tener la habitación desordenada”, encontraremos muchos artículos. Pero, si buscamos la opción contraria, también encontraremos información argumentable. En política se puede ver con mucha más claridad, podemos encontrar un mensaje político enfatizando que tiene la solución a los problemas sociales del país y encontrar otro mensaje político (del bando contrario) que también tiene otra formula. 

La democratización de Internet ha generado entre muchos otros rasgos, dos características importantes en nosotros:
  1. Hemos logrado acceder a información (validadas incluso por nóveles) de dos posturas contrapuestas. 
  2. Nos hemos vuelto impacientes y “temperamentales idealizados” debido a la inmediatez por conseguir y publicar la información de causas sociales.

Si sumamos ambas características, encontramos una sociedad extremadamente conectada ofertando y demandando información dentro del diálogo. Es por ello que la comunicación “si se reflexiona previamente” puede tener otras intensiones.

La comunicación dejó de ser unidireccional, eso es sabido. En esta sociedad hipertransparente, las organizaciones tienen que ser capaces de participar en el diálogo. Tienen que ser capaces de tener una narrativa que llegue a la gente, de lo contrario, la gente se va a quedar con la opción de quien supla esa imagen (sea cierta o no, sea justa o no). Solo queda la alternativa de participar aportando nueva información y jugando las nuevas reglas del juego del diálogo transmedia.

Les pongo más ejemplos: Donald Trump en EE.UU., El Brexit de UK a Europa, El fenómeno Podemos en España, o de Keiko en Perú son casos del auge del populismo. Me quedo con una frase de Ralf Dahrendorf en el que aclara:

“Populistas a la derecha, populistas a la izquierda. Quien dice «populismo» se adentra en un terreno difícil... En todo caso, el concepto de populismo es peyorativo.... Hablamos entonces de demagogia, y la demagogia tiene un gran repertorio de métodos.”


Los ejemplos anteriores son interesantes porque son casos que transgredieron el statu-quo pero aportaron información totalmente opuesta al sistema: Levantar un muro entre EEUU y México, expulsar a inmigrantes de tu país, romper con la vieja casta política, favorecer a los pobres quitándoles a los ricos, entre muchas otras frases acompañadas de “esa información dañina cargada de argumentos” genera en la sociedad que se tomen por verdad posturas sacadas del más puro estilo de cualquier dictador o genocida que este mundo haya tenido que sufrir, aquellas verdades que nos arrojan a ejercer nuestro apoyo en condiciones de ignorancia:



Vivimos en un mundo en el que estamos sobrecargados de información. Asumimos que la información que recibimos es la adecuada y elevamos nuestras razones de estar o no en desacuerdo con muchas posturas. Sin embargo, cuando nos sintamos que la sangre nos hierve y haga que queramos salir de casa y tomar las calles, preguntémonos ¿a quién vamos a beneficiar después de que todo esto acabe? y ¿porqué quiere que vivamos sumergidos en el miedo? Tenemos que ver quién sale ganando y porqué desea que nosotros salgamos a exigir supuestos derechos como ciudadanos o como clientes de alguna marca. Solo así descubriremos las otras intenciones de la comunicación actual y dejaremos de tener miedo.




REDACTOR

 Augusto Leiva Espinoza